En febrero estuve en la FIO (la Feria Internacional del turismo Ornitológico)
y mientras mi novio y yo estábamos esperando para preguntar por unas rutas en
4x4 en el punto de información, decidimos echar un sorteo de un fin de semana
en Serradilla. Siempre pensando que no nos tocaría, y, al final, ¡nos tocó! La primera vez en mi vida que me toca un
premio, y, ¡menudo premio! Con toda nuestra ilusión y alegría reservamos para abril,
y de esta forma poder observar aves que llegan a Monfragüe para la época
reproductora, como por ejemplo la cigüeña negra y el alimoche, el cual vimos fugazmente
en febrero, que recién había llegado por allí.
A pesar de que en abril ya teníamos previsto un viaje grande, Costa Rica, decidimos que la única fecha que nos encajaba era el último fin de semana de abril, y allá que nos fuimos el pasado viernes a nuestra cita con Monfragüe, que, como siempre, no nos decepcionó en absoluto. En febrero vimos preocupados el poco caudal que llevaban los ríos Tajo y Tiétar, pero, esta vez, hemos visto un Monfragüe en todo su explendor, con los ríos llenos y una explosión floral maravillosa que me mostraron algo que no podía imaginar, que este lugar podía ser aun más bonito.
Nosotros vivimos en Alicante, por lo que un fin de semana en Monfragüe se hace algo corto porque pasamos unas cuantas horas en el coche para llegar a la otra punta del país. Pero nosotros solemos aprovechar al máximo cada segundo del día, así que nos dio tiempo a todo lo que teníamos planeado.
Llegamos el viernes por la noche, y nos acostamos temprano para poder madrugar y estar bien despiertos al día siguiente. Cuando ni los gallos habían empezado a dar los buenos días, nosotros ya estábamos saliendo por la puerta y acudiendo a nuestra cita con Miriam, una guía especializada en orinotología de la empresa Adalberti. Primero hicimos una pequeña ruta de senderismo por la parte de atrás del Castillo de Monfragüe, donde empezamos a ver las primeras aves y unas vistas preciosas.
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El campo repleto de Asphodelus |
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Bonitas vistas al río Tajo |
Al llegar a una charca, pudimos ver varios ejemplares de Tritón ibérico.
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Tritón ibérico |
Una vez arriba del castillo, admiramos las vistas mientras Miriam nos contaba curiosidades, nos señalaba las aves que se dejaban ver y nos relataba la historia del lugar.
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Vistas desde arriba del Castillo de Monfragüe |
Desde aquí vimos el precioso Alimoche que comenzaba su día y se alejaba planeando.
Nuestra siguiente parada fue el Mirador del Portillo del Tiétar, donde pudimos observar la sorpresa del día, el Águila imperial, la cual pudimos ver posada y planeando hasta que la perdimos de vista, sin duda, un momento mágico. Además de los numerosos Buitres leonados, también se dejó ver una pareja de Buitre negro.
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Águila imperial |
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Águila imperial |
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Buitre leonado calentándose al sol |
Después nos dirigimos al Mirador del Salto del Gitano, donde pudimos observar, entre otras aves, la Cigüeña negra.
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Cigüeña negra |
Aquí ya nos despedimos de nuestra guía y nos dirigimos a Serradilla para comer, y más tarde, comenzamos una ruta de senderismo de 12 km. donde pudimos ver diversas aves, flores y paisajes con mucho encanto.
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Triguero dándo su peculiar concierto |
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Realmente un lugar de ensueño |
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Alcaudón común |
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Cogujada común |
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Preciosas las amapolas |
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Rabilargo |
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Pinzón vulgar |
Al día siguiente, nos acercamos a Trujillo, ya que nos comentaron que era la Feria Internacional del Queso, y como a mí me encanta el queso, allá que nos fuimos. Me sorprendió la belleza del pueblo, así que se queda anotado en mi lista de pueblos que ver, ya que no tuvimos mucho tiempo y el día salió algo lluvioso.
Y hasta aquí nuestro viaje exprés a Monfragüe, seguro que volveremos, ya que, ¡Extremadura me tiene enamorada!